La
gran importancia de San Lorenzo de El Escorial arranca del
año 1557, cuando el rey Felipe
II decide construir, en plena sierra de Guadarrama,
a los pies del monte Abantos, un Monasterio
para conmemorar el triunfo sobre el rey de Francia Enrique
II en la batalla de San Quintín.
Poco
a poco, aumentan los periodos de estancia de los reyes de
España en el lugar. La población asentada en
los alrededores del Monasterio adquiere una importancia decisiva
en el siglo XVIII, al encargar el rey Carlos III, al arquitecto
Juan de Villanueva, que construya varias
edificaciones, con el objeto de dar cobijo a las
numerosas comitivas que le acompañaban en sus cacerías.
Hoy
en día, San Lorenzo de El Escorial es uno de los Reales
Sitios, dentro de la denominada "Ruta
Imperial", gestionados por Patrimonio
Nacional.
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